miércoles, 5 de junio de 2013

Comunicación Paradojal y Mobbing. ¿Es posible la liberación?

Comunicación Paradojal y Mobbing. ¿Es posible la liberación?

*Por Silvia Stamato

Paradoja y mobbing

En el ámbito de trabajo el acoso se produce como consecuencia de culturas perversas que se manifiestan en  sistemas de gestión también  perversos. En una cultura empresarial construida sobre la base de que las personas son objetos maniobrables, el proceso comunicacional es paradojal.  
La paradoja es una contradicción. Etimológicamente, la palabra surge del latín paradoxum. Se encuentra compuesta por el prefijo para, que significa contrario o alterado, en conjunción con el sufijo doxa, que significa opinión.  La paradoja puede definirse como una contradicción que resulta de una deducción correcta a partir de premisas congruentes. Es el territorio de lo ambiguo. Se emiten dos mensajes simultáneos que resultan ser incompatibles entre sí, o se utilizan metáforas o comparaciones. Las paradojas actúan en todos los campos de las relaciones humanas. Existen razones para creer que ejercen una considerable y permanente influencia en nuestra percepción de la realidad. A través de un doble vínculo, se transmiten mensajes sutiles no percibidos al principio como destructores, porque simultáneamente otro mensaje contradice al anterior.  Por ejemplo, se dice un cumplido, pero en tono amenazador que solamente la víctima comprende, se utiliza el lenguaje gestual no verbal, se realizan alusiones indirectas, insinuaciones, humillaciones. El agresor sabe manejarse en un contexto ambiguo. Un abrazo lleno de afecto, un beso, un elogio – dependiendo del contexto – se combinan con miradas cargadas de desprecio, odio o frases aparentemente inocentes, destinadas a minar la autoestima. Esta ambigüedad busca que la víctima no sea capaz de localizar la agresión, de percibirla y por lo tanto, defenderse ante ella. La agresión se produce de manera indirecta, pulsando los “resortes”  más débiles de la víctima.
Los demás no perciben este lenguaje paradojal y es común que aseguren a la víctima sobre el acosador: “Pero si se trata de una buena persona…” Esto da a entender “algo habrás hecho”, “no puede ser”.  Si el acosado se defiende será tratado de “agresivo”, “de carácter difícil” o de “loco”.

Consecuencias para la víctima

1.      El manipulador moviliza todos los medios a su alcance para empobrecer a la víctima y hacerla vulnerable, generalmente alternando entre un estilo de conducción por miedo y un estilo seductor.
2.      En la fase de seducción, la víctima no puede pensar con rigor, reduce al máximo su energía y su defensa interior. Esto le impide defender su identidad y dignidad personal.
3.      La pérdida de su identidad la priva de su capacidad creadora, y la víctima usa ingenuamente el lenguaje trastrocado que le ofrece el manipulador. Se establece un verdadero “vasallaje espiritual”
4.      Ese lenguaje troquelado por el manipulador para el dominio, no para la unidad, exalta el conflicto, en lugar de la concordia. Promueve la división en vez de la integración. Así es que se despierta en la víctima el sinsentido y la idea de absurdo sobre la situación en sí misma.
Por ejemplo: le buscan fallas para que aparezca como incompetente, reprocharle esta situación y eventualmente hacer que renuncie  o despedirla con justa causa. A veces, son pequeños signos difíciles de distinguir de cambios indispensables en el lugar de trabajo. Así es como, un cambio de oficina por otra en un lugar inhabitable puede sustentarse en la necesidad de una “reestructuración”. Darle a una persona una computadora que no funciona adecuadamente, un monitor que le “quema” los ojos o no darle impresora, cuando tiene que imprimir muchas hojas al día, puede enmascararse como reducción de costos o falta de insumos. Cambiar a una persona “molesta porque trabaja bien” de sector, puede disfrazarse en razones de “asignación de recursos humanos”; sobrecargas de trabajo, en razones de necesidades temporarias de trabajo y así indefinidamente. Además, para desestabilizar a alguien basta con poner de manifiesto sus errores reales o supuestos, darle objetivos imposibles de cumplir, encomendarle tareas inútiles, demostrarle que es “incompetente”, impedirle realizar su trabajo y decirle: “la culpa no es tuya sino que es mía que no he sabido demostrarte mi visión” o “he fallado en integrarte al equipo”. Una persona concienzuda, entusiasta y proactiva que recibe estos tratos en forma sostenida, con el tiempo, se desploma.
La convicción de que nada tiene sentido y no vale la pena inspira una forma extrema de nihilismo en el acosado. Y esta actitud espiritual se asienta en el presentimiento, difuso pero intenso, de que los valores superiores son irreales y carecen de toda efectividad sobre la propia vida. Es así que la víctima entra en un proceso violento de vértigo que la priva progresivamente de libertad interior, cercena su creatividad y la hunde en una pérdida creciente de dignidad personal. La naturaleza humana sufre y las primeras señales de alarma son las somatizaciones, la privación del sueño, perjuicios en las relaciones de familia, conyugales o de amistad. Si la situación de acoso continúa, la víctima camina hacia la destrucción de sus propios vínculos y hacia su destrucción personal.

¿La liberación es posible?

Es necesario prestar suma atención a este falseamiento de la realidad laboral que impide reaccionar contra la manipulación impuesta e incrementa al máximo el poder  del acosador.

Para las personas es preciso mantener desde el comienzo:
1.      Una actitud creativa ante la vida y el trabajo: No perder de vista que la libertad humana se expresa a través de la creatividad y que ésta no es tanto un don sino una actitud. 
2.      Crear vínculos, estar en compañía, mantener las relaciones interpersonales, sostener los valores de responsabilidad, veracidad, fidelidad, etc.
3.      Una actitud de aprendizaje: Comprender a fondo el proceso manipulador, a qué se debe y que implica un forma de reduccionismo que acaba en violencia y destrucción para la víctima.
4.      Mantener contra viento y marea la libertad interior frente a los embates arteros del acosador.

Desde la empresa  se debe trabajar en:
1.      Crear compromiso y visión compartida con unos valores asumidos y vividos
2.      Fortalecer los vínculos entre los trabajadores para  formar comunidad
3.      Fomentar formas de liderazgo compartido basado en la comunicación y en el conocimiento personal

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* Sobre Silvia Stamato
. Presidente de ACAMLA: Asociación Contra el Acoso Moral Laboral Argentina
. Presidente del Comité Académico y Ejecutivo: II Congreso Internacional de Mobbing & Bullying
. Consultora y Directora de la consultora Silvia Stamato
. Magister en Gestión de Proyectos Educativos por Universidad CAECE
. Posgrado en Administración de Recursos Humanos. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
. Licenciada en Administración por la Universidad de Buenos Aires
. Docente de posgrado y de grado de universidades argentinas y del exterior
. Autora de silviastamato.blogspot.com

Datos de contacto:
Mag. Silvia Stamato
Presidente
ACAMLA. Asociación contra el Acoso Moral Laboral de Argentina.

(54 11) 154188 2805
silviastamato@gmail.com
Skype: silvia.stamato

Buenos Aires, Argentina

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